Diferencias entre renting y leasing de un vehículo

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  • Tanto el renting como el leasing consisten, a priori, en el alquiler de un vehículo a largo plazo
  • Ambas opciones están especialmente pensadas para autónomos y empresas, debido a sus ventajas fiscales
  • Una de sus diferencias fundamentales es la intención de compra del vehículo

Aunque en España está muy arraigado el concepto de «coche propio», existen otras alternativas que cada vez van ganando más adeptos. Si bien tener un coche en propiedad tiene muchas ventajas como por ejemplo, la comodidad de poder utilizarlo cuando cada uno quiera, puede también implicar algunos inconvenientes, principalmente relacionados con los gastos que genera. Ante esto han surgido opciones que se adecúan a muchos tipos de usuarios. Los que usan el coche ocasionalmente pueden recurrir a alternativas como el carsharing o alquiler de vehículos por horas, si lo que quieren es desplazarse a algún sitio de forma puntual y no quieren hacerlo en transporte público. Y los que quieren abaratar los gastos que supone desplazarse en coche, tienen la opción de compartirlo con personas que hagan el mismo trayecto, gracias a alternativas como el carpooling.

Pero además, también existen opciones para personas que aunque quieren hacer uso de un vehículo a diario, no pueden permitírselo o no consideran que sea un buen momento para adquirirlo. Entre ellas se encuentran el renting y el leasing.

Qué diferencias existen entre el renting y el leasing

Aunque no se trata de técnicas estrictamente novedosas, podría decirse que están experimentando un aumento significativo en los últimos años. Concretamente, en enero de 2016 el número de contratos de renting se situó en 13.154, lo que supone un 21,8% más que el mismo mes del año anterior, según la Asociación Española de Leasing y Renting (AELR). En cuanto al leasing, el último trimestre de 2015 se firmaron 20.012 contratos de este tipo sobre turismos, respecto a los 16.132 que se cerraron durante el mismo periodo del año anterior.

Ambos conceptos hacen referencia al alquiler de un vehículo a largo plazo. Sin embargo, son modalidades distintas, no sólo en sus condiciones, sino también en sus objetivos. Por eso, antes de elegir una, es imprescindible comparar las diferencias que existen entre ambas.

Concepto

El renting es un alquiler a largo plazo que pueden contratar tanto autónomos y empresarios, como particulares. Durante el tiempo de vigencia del contrato, el usuario puede hacer uso del vehículo aunque en ningún momento se considera de su propiedad, sino que pertenece a la empresa que lo arrenda. Además, el renting no está enfocado, a priori, a la compra del vehículo, aunque finalmente sí pueda ser una opción. Como tal, lo único que tendrá que pagar el usuario de renting es una cuota periódica fija, y en algunos casos, también una fianza.

Al comparar leasing y renting, la diferencia principal es que el primero, además de un alquiler, es también una financiación cuyo objetivo es la compra de un vehículo. Al formalizar el contrato, el cliente tiene la intención de adquirir el vehículo, aunque finalmente no está obligado a hacerlo y puede renunciar. Es una modalidad utilizada por empresarios y autónomos y podría asemejarse con un tipo de alquiler con derecho a compra. En él, una vez que haya vencido el contrato, el titular puede elegir si finalmente adquiere el bien o no. En caso de que decida comprarlo, tendrá que abonar una cuota final correspondiente al valor residual del vehículo.

Cuotas

Como técnica arrendataria que es el renting, el usuario únicamente tiene que pagar una cuota periódica fija y, en algunos casos, una fianza. Dicha cuota se calcula en relación al tipo de vehículo que se elija y a otros factores como los kilómetros que se espera recorrer o los servicios que se quiera contratar. Otros tipos de gasto a los que tiene que hacer frente el usuario de renting son el combustible, los peajes, la limpieza o las multas y las reparaciones que se tengan que realizar debidas a un mal uso del vehículo. Al comparar leasing y renting, es frecuente que la cuota periódica de éste último sea mayor. Esto se debe a que lleva incluidos muchos más gastos como el seguro, las averías o el mantenimiento.

En el caso del leasing, además de la «cuota de alquiler», hay que asumir todos los riesgos, derechos y obligaciones del vehículo, como si se tratara de uno propio. Así pues, además de los derivados del uso del vehículo (combustible, peajes…) se le añaden los gastos de mantenimiento, los de gestión, las averías, los impuestos del vehículo y el seguro del Coche. En relación a este último, es frecuente que la empresa obligue al cliente a contratar una póliza en concreto que normalmente será a Todo Riesgo. Además de estos gastos, algunas compañías pueden exigir un pago inicial o unos costes de apertura.

Tipo de contrato

El leasing es un arrendamiento financiero y como tal está regulado por la Ley 26/1988. Al contratar un vehículo a través de leasing, un tercero (banco, empresa de leasing…) efectúa la compra por el cliente, con la condición de que éste le devuelva el dinero a plazos. Sin embargo al finalizar el contrato, si decide no comprar el coche, el cliente no tendrá que seguir pagando las cuotas. Se trata de una alternativa a lo que supondría solicitar un préstamo para la compra de un vehículo. Debido a su carácter de producto financiero, la operación debe cerrarse en una entidad bancaria comercial, y el contrato debe tener una duración mínima de 2 años. Una vez transcurrido ese tiempo, el cliente puede decidir si compra el vehículo por su valor residual, renovar el contrato, cambiar de vehículo y poner en marcha un nuevo contrato o simplemente finalizarlo.

En comparación con el leasing, el contrato de renting, es mucho más flexible. La duración suele estar establecida entre un mínimo de un año y un máximo de 5. Además, durante su vigencia es posible modificar las condiciones como por ejemplo el kilometraje acordado o incluso, rescindir el contrato. Eso sí, la cancelación normalmente conlleva una penalización económica, que puede calcularse en relación a las cuotas pendientes u a otro tipo de factores.

Cuando finaliza un contrato de renting, como ocurre con el leasing, existen varias opciones. El cliente puede optar por renovar el contrato, devolver el vehículo y si, quiere, elegir otro nuevo, o solicitar su compra. En este último, las condiciones y el precio de venta se pactan una vez que el cliente comunica su intención de comprar, algo que en el leasing ocurre antes de la firma del primer contrato.

Fiscalidad

Tanto el leasing como el renting cuentan con ventajas fiscales. Sin embargo para que sea posible desgravarse determinados impuestos es imprescindible que el vehículo haya sido adquirido por autónomos o empresas y que su fin sea única y exclusivamente ejercer una actividad económica. Los impuestos que es posible desgravar son el IRPF y el IVA. En el caso de ser un turismo, lo más habitual es que el IVA sólo pueda desgravarse en un 50% ya que es más difícil demostrar que su uso es exclusivamente profesional.

Sin embargo, la desgravación de impuestos no funciona exactamente de la misma forma para el renting que para el leasing. El primero es un arrendamiento, por lo que las cuotas a pagar se consideran un gasto. El leasing, por su parte, es un sistema de financiación y se incluye en el activo inmovilizado y en el pasivo de la empresa.

RENTINGLEASINGTipo de contratoAlquiler de vehículo y serviciosArrendamiento financieroCompra del vehículoOpcional, aunque no suele contemplarse a prioriContratada, con posibilidad de cancelaciónDuración del contratoFlexible, suele ser de entre 1 y 5 añosMínimo 2 añosA cargo del clienteCuota periódica, fianza, gastos del uso del vehículo (combustible, limpieza, peajes…)Cuota periódica, entrada o coste apertura, seguro del Coche, mantenimiento, averías, impuestos, gastos del vehículoVentajas fiscalesDeducciones de impuestos para autónomos y empresasDeducciones de impuestos para autónomos y empresasCancelación anticipadaCon penalizaciónNo antes de 2 años, con penalización

El coche en propiedad, la tendencia mayoritaria

La gran variedad de productos que existen en el mercado actual hacen posible que alguien que necesite un vehículo o quiera hacer uso de él, pueda recurrir a diferentes opciones. Desde alquilar un coche para sólo unos días, a contratar uno por renting, o compartirlo con otras personas para abaratar gastos.

Sin embargo, a pesar de su coste y los gastos que supone, tener un vehículo en propiedad sigue siendo la tendencia predominante. En 2015, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), las matriculaciones de vehículos crecieron un 20,9% respecto al año anterior. De hecho, comprar un coche se encuentra entre los principales motivos para adquirir un préstamo. Según datos de Rastreator.com, el 25% de los usuarios que utilizaron el comparador de Préstamos Personales en enero de 2016, lo hizo con el objetivo de adquirir un vehículo.

Febrero de 2016

Escrito por:
Cynthia Rosell

Periodista experta en el sector de viajes y alquiler de coches