El gasto energético es complicado de predecir y por ello, las sorpresas en las facturas son muy habituales. No es de extrañar, pues, que la electricidad en España sea la sexta más cara de Europa. El importe medio durante la segunda mitad de 2017 fue de 21,8 euros por 100 kilovatios la hora, según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat). Sin impuestos, se sitúa solo por detrás de Irlanda y Bélgica.
En referencia al gas, la Península es, después de Suecia (11,25 euros por 100 kilovatios hora), Dinamarca (8,75) e Italia (8,74), el cuarto país con los precios más altos con 8,65 euros los 100 kilovatios. Luxemburgo, el más barato en cuando a gas, paga de media 3,98 euros.
Elegir la alternativa adecuada no es tarea fácil pues existen muchos distribuidores con varias modalidades diferentes por lo que, a veces, al usuario le falta información. Comparar tarifas de energía puede parecer más complicado de lo que realmente es. En España no es muy común contrastar las opciones de las diferentes compañías en cuanto a luz y gas y por eso, muchas veces se contrata una que no es la que mejor se adapta a las necesidades del usuario y a sus expectativas de consumo. Por ello, conocer cómo está el mercado de la energía o los diferentes tipos de tarifas, entre otros, es clave.
La electricidad no tiene el mismo precio ni siempre ni en todas partes. Desde 2014, el importe que se paga por esta energía para los consumidores domésticos se fija a través del mercado mayorista conocido como “pool”. En consecuencia, también se modificó el sistema de facturación: los clientes pueden elegir entre formar parte del mercado regulado o del liberalizado.
El mercado no es el único que está dividido. Las tarifas también se clasifican en función del tipo que el usuario doméstico ha contratado. Se dividen en dos:
El gas natural es una de las energías más baratas de Europa. Sus tarifas, al igual que ocurre con las de electricidad, se dividen entre el mercado libre (las impuestas por las propias compañías) y el regulado (establecido por el Ministerio de Energía). Las que tienen un precio más bajo suelen ser las que ofrecen las empresas comercializadoras, que actualmente son en torno a 60, pues normalmente tienen descuentos para atraer clientes.
El precio dependerá del coste fijo del gas y del kWh en la tarifa contratada. Por un lado están las que ofrece el Ministerio de Energía, más conocidas como Tarifas de Último Recurso (TUR) del gas natural. Son dos y ambas tienen un término fijo y otro variable en función del su consumo:
Por otro lado están las tarifas del mercado libre y existen tantas como las comercializadoras privadas quieran. Propias de un consumo menor o igual a 5.000 kWh al año, las proporcionan las propias empresas energéticas y, por lo tanto, los precios los fijan ellas.
Las diferentes tarifas de luz y gas se pueden contratar en conjunto o por separado. Como ocurre con otros productos, la opción conjunta no siempre es la más rentable ni la más barata. En muchas ocasiones se piensa que ahorrar en la factura de energía es difícil y que la forma de hacerlo es apagando las luces o la calefacción. Pero, aunque evidentemente lo anterior influye en el precio, existe otra forma más sencilla: expandir el horizonte de las compañías a las nuevas opciones que van saliendo al mercado poco a poco.
El consumo energético depende de muchos factores. En la factura influye el número de personas que habiten una vivienda, pues no gasta lo mismo alguien que viva solo que una familia de cinco miembros. También lo hace el tamaño de la casa: cuanto mayor sea, más difícil será aclimatarla a la temperatura deseada. El tipo de aislamiento térmico que tenga la vivienda también es crucial en este aspecto. Y por último, la frecuencia con la que se usan los electrodomésticos y otros aparatos eléctricos. Por ello, antes de comparar debemos saber qué estamos buscando y qué nos puede ofrecer el mercado.
Las compañías ofrecen precios diferentes dependiendo de las prestaciones que tengan los servicios. A la hora de comparar hay que tener en cuenta estos factores:
Tras repasar los elementos que hay que tener presentes a la hora de comparar tarifas, no está de más contar con algunas pistas o consejos que guíen al consumidor durante el proceso de comparación:
Comparar tarifas de luz y gas es muy sencillo. Con respecto a la luz, lo único que hay que hacer es introducir datos sobre las personas que habitan la vivienda, la potencia deseada y el consumo al año. En cuanto al gas, la información es la misma, con la variante de que hay que especificar el código postal. Con el comparador de energía Rastreator.com no tardarás más de dos minutos en hacerlo y puede suponer un ahorro significativo en tu factura mensual.
Junio 2018
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