Los españoles prefieren el vehículo privado para sus desplazamientos
- El 46 % de los ciudadanos afirma utilizar el vehículo privado para sus desplazamientos rutinarios
- Las ciudades españolas tienen los medios suficientes para apostar por la movilidad sostenible compartida
Los nuevos sistemas de movilidad han cambiado la imagen de las ciudades e, incluso, han obligado a muchas capitales de provincia a rediseñar sus espacios urbanos. Bicicletas, patinetes eléctricos y medios de transporte públicos ganan presencia en las calles. No obstante, las nuevas fórmulas de movilidad personal no ganan suficiente peso frente al vehículo privado.
Las restricciones a los vehículos más contaminantes y el impulso hacia la transición ecológica han sido algunas de las razones que han motivado la creación de nuevas opciones de movilidad. Moverse en bicicleta para ir al trabajo o al colegio ya era una realidad desde hace décadas en países europeos. Sin embargo, en España la pandemia aceleró su uso. Así lo confirman los últimos datos recogidos por la Asociación de Marcas y Bicicletas de España, desde el confinamiento de 2020 las ventas de bicicletas se han disparado, llegando a haber un desabastecimiento y retrasos en las entregas.
Alternativas de movilidad urbana ecológica
Otras alternativas de movilidad urbana en auge son los vehículos de movilidad personal (VMP). Estos vehículos están compuestos por una o más ruedas, con una única plaza, propulsados exclusivamente por motores eléctricos que pueden alcanzar hasta los 25 km/h de velocidad. La Federación Española de Vehículos de Movilidad Personal estimó a principios de 2020 que en España ya había unos 650.000 patinetes, cifra que posteriormente fue corroborada por el Barómetro Ciudades por la Bicicleta. Actualmente, la cifra se eleva hasta los 700.000 patinetes eléctricos.
La movilidad sostenible no solo hace referencia al tipo de vehículo que circulan por las calles, sino también a la forma en la que se usan. En este contexto, entran los servicios de coche o moto compartidos en los que el usuario paga por el uso que hace del automóvil, evitando así gastos asociados a la propiedad, como, el impuesto de circulación, la ITV, el seguro de coche, etc. Este servicio de alquiler de vehículos por minutos u horas también se ha extendido a los patinetes eléctricos.
Aunque los distintos sistemas de movilidad están llamados a convivir, respetar y cumplir las normas de seguridad, el vehículo particular sigue siendo la primera opción elegida por los ciudadanos para sus desplazamientos cotidianos. Así lo confirma el Observatorio RACE de Conductores, el 46 % de los ciudadanos afirma utilizar el vehículo privado para sus desplazamientos rutinarios, el 27 % usa el transporte público, el 11 % los efectúa a pie y el 7 % en moto. Los VMP no llegan al 2 % entre patinetes y bicicletas.
Las ciudades españolas no apuestan por una movilidad sostenible
Hoy en día, los ciudadanos tienen múltiples necesidades a satisfacer, que exigen contar con opciones de movilidad adecuadas para cada uso y contexto. La principal fórmula es el vehículo privado, puesto que las ciudades españolas no cuentan con los medios suficientes como para hacer frente a una movilidad compartida sostenible. Tal y como indica el informe titulado “Gracias por compartir”, llevado a cabo por la campaña europea Clean Cities, las ciudades españolas se están quedando atrás en la puesta en marcha de servicios de movilidad eléctrica. Madrid ocupa el puesto 22 de entre 42 ciudades analizadas.
La transición ecológica de las ciudades en términos de movilidad es urgente. No obstante, implica procesos costosos, complejos y externos muy significativos, como es la instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos o el diseño de una infraestructura ciclista. Los gobiernos deben gestionarlo con inteligencia para evitar impactos negativos a nivel social y económico, sin poner en riesgo la libre circulación de los ciudadanos.
El cambio a un modelo sostenible de movilidad pasa por incorporar diferentes estrategias. En primer lugar, las instituciones deben mejorar el transporte público, descongestionando así las carreteras de vehículos particulares. Además, es crucial revalorizar al peatón, descentralizando los servicios básicos. En España existe una alta concentración de espacios de ocio y trabajo en el centro de las ciudades, por ende, se debe aspirar a crear asistencias más cercanas. Por otro lado, según las asociaciones Anfac y Faconauto, para abarcar el mercado de movilidad ecológica planteado, es necesario instalar, como mínimo, más de 340.000 puntos de recarga públicos.
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