¿Qué tipos de depósitos bancarios existen?

4 minutos
  • Los depósitos a la vista, a plazo fijo, variables o estructurados son las modalidades más comunes que se pueden contratar
  • Los depósitos son productos de ahorro en los que el cliente hace una inversión de capital a cambio de una remuneración

tipos de depositos

Si tu objetivo es ahorrar, una de las opciones con las que cuentas es abrir un depósito bancario. De hecho, tradicionalmente, los depósitos bancarios han sido la forma favorita de ahorrar de los españoles debido a sus ventajas, sencillez, seguridad y variedad, pudiendo elegir aquel que mejor se adapte al perfil y necesidades de cada uno.

Y aunque en los últimos años su rentabilidad había ido bajando hasta casi desaparecer, con las fuertes subidas de tipos de interés aplicadas por el Banco Central Europeo para intentar frenar la inflación, los depósitos bancarios están volviendo a ofrecer rendimientos positivos.

Si te estás planteando poner a trabajar tus ahorros en algún tipo de depósito bancario, tienes que saber que hay diferentes modalidades. En Rastreator, te explicamos cuáles son las más comunes y cómo funcionan para que puedas elegir la que mejor se adapta a tus necesidades.

Depósitos bancarios a la vista

De todos los depósitos bancarios, el depósito a la vista es el más sencillo y flexible de todos, ya que puedes disponer de tus ahorros en cualquier momento y sin asumir apenas riesgo. Frente a esta ventaja, su principal inconveniente es que no siempre generan rentabilidad y, de hacerlo, es escasa.

Son depósitos sencillos que, normalmente, exigen pocos requisitos de apertura y cuyo objetivo no es tanto proporcionar una rentabilidad a su titular, sino actuar como soporte operativo en tu día a día, ya que te permiten hacer otras operaciones, como ingresos en cuenta, pagos, transferencias, domiciliación de recibos o contratación de tarjetas. Existen dos tipos de depósitos a la vista:

Cuenta corriente

Las cuentas corrientes son el producto bancario con el que puedes acceder a tu dinero en cualquier momento, pero a cambio puede que no obtengas intereses o que éstos sean bajos. Además, te facilita un “servicio de caja” que te permite realizar pagos y cobros. Estas cuentas pueden conllevar el cobro de alguna comisión, como de administración, mantenimiento, por descubiertos en cuenta o por hacer transferencias.

Cuenta de ahorros

Las cuentas de ahorro son un tipo de depósito que te genera una rentabilidad en forma de intereses a cambio de mantener el dinero ingresado en la cuenta. A diferencia de las cuentas corrientes, ofrecen menos facilidades a la hora de realizar ingresos y pagos. Frente a esto, presentan un tipo de interés algo más alto, en ocasiones similar al de los depósitos a plazo, pero con la ventaja de que dispondrás de tu capital cuando lo necesites. Con ellas, puedes ahorrar y, además, sacarle algo de rentabilidad a tu dinero.

Depósitos bancarios a plazo

Los depósitos a plazo, también llamados imposición a plazo fijo, son productos de ahorro en los que entregas una cantidad de dinero a una entidad financiera, comprometiéndote a no retirarla durante un periodo determinado a cambio de recibir unos intereses. Su principal atractivo es la seguridad de no perder el capital y de cobrar un interés fijo, que conoces de antemano.

El plazo de tiempo durante el que tendrás que mantener tu dinero en este depósito será el que acuerdes previamente con la entidad bancaria. Generalmente, cuantos más años mantengas tu dinero en el depósito, más intereses te ofrecerán. En este sentido, la duración del depósito a plazo fijo es algo que deberás tener en cuenta y, dependiendo de tus necesidades, elegir uno más corto (si quieres disponer de tu dinero en poco tiempo) o uno más largo, si quieres ver crecer algo más tus ahorros.

Cuando el plazo estipulado venza, la entidad te devolverá el dinero que le entregaste junto con la remuneración pactada. Estos intereses se pueden recibir mensualmente, trimestralmente, anualmente, cuando finalice el plazo del depósito o, más tarde, si decides renovar el producto.

En este tipo de productos, a diferencia de los depósitos a la vista, no es posible retirar el dinero en cualquier momento. No obstante, la mayoría de las entidades dan la posibilidad de recuperar el dinero antes de lo acordado a cambio de una comisión o penalización, ya sea un recorte del porcentaje de interés o una cantidad de dinero a modo de sanción. Esta debe estar recogida en las condiciones del contrato y, según el Banco de España, no debe ser superior a los intereses brutos devengados desde que se contrató el depósito hasta el momento en el que se cancela. Recuerda, además, que los intereses recibidos por los depósitos se consideran rendimientos de capital mobiliario y, en el momento de recibirlos, su importe estará sujeto a una retención del 19% si es inferior a 6.000 euros.

Depósitos a interés variable

Con los depósitos a plazo comunes, pactas un interés fijo para tus ahorros, obteniendo una rentabilidad que conoces de antemano. Sin embargo, cada vez es más frecuente encontrar depósitos bancarios a interés variable. En este caso, no sabrás qué rendimiento obtendrás de tus ahorros, ya que el interés variará en función del índice que se tome como referencia, que suele ser el euríbor. Y aunque tu capital invertido está garantizado, hay casos en los que no se obtiene ninguna rentabilidad.

Depósitos estructurados

Otro tipo de depósitos que ofrece a quien lo contrata una rentabilidad variable (y no asegurada) son los denominados depósitos estructurados. Se trata de productos de ahorro cuya rentabilidad se vincula de manera directa a la evolución de un activo financiero que puede ser, entre otros, acciones o índices bursátiles. La ventaja es que el dinero depositado está garantizado, aunque no puedes conocer de antemano qué rendimiento obtendrás cuando recuperes el dinero.

Como están vinculados a la evolución de los mercados de capitales, pueden llegar a tener una mayor rentabilidad o no obtener ninguna, por lo que el riesgo que se asume es mayor. Eso sí, igual que los depósitos a plazo, cuentan con la protección del Fondo de Garantía de Depósitos y están supervisados por el Banco de España. Además, cancelar antes de tiempo un depósito de este tipo es más complicado. Algunas entidades no lo permiten y, de hacerlo, la comisión puede llegar a ser muy elevada.

Depósitos dobles o mixtos

Por otro lado, algunas entidades permiten contratar los denominados depósitos dobles o mixtos, que son una combinación de los depósitos a plazo fijo y de los depósitos estructurados. Se caracterizan por dividir el dinero que se invierte en dos partes. Una parte del capital se coloca en un depósito a plazo a un interés fijo por un periodo determinado y la otra se adhiere a un producto financiero, que puede ser un índice variable o bien un fondo de inversión. Por ello, la remuneración de este capital estará condicionada por las fluctuaciones de los mercados y, por tanto, podrá registrar subidas o bajadas.

Depósitos bancarios con remuneración en especie

Actualmente es un producto muy escaso en el mercado. La remuneración que se ofrece con estos productos es diferente a la de los otros depósitos bancarios, ya que, en vez de ser un porcentaje de dinero sobre los ahorros que has aportado es en forma de regalo, es decir, en especie. Estos obsequios tienen un valor que es equivalente a los intereses que genere tu dinero. Por eso, estos regalos pueden variar e ir desde una televisión, una tablet o un smartphone, hasta un robot de cocina o la famosa vajilla. En función del tipo de depósito que elijas y del plazo de tiempo que hayas acordado con el banco, recibirás un regalo u otro.

Eso sí, igual que ocurre con el resto de depósitos bancarios, tienes un compromiso de mantener tu capital durante el plazo que hayas acordado. Si decidieses rescatarlo antes, tendrías que abonar una penalización, generalmente, equivalente al precio del regalo. Además, tienes que tener en cuenta también que la rentabilidad de la remuneración en especie está sujeta al pago de impuestos, por tanto, los depósitos deben tributar en la Declaración de la Renta.

Depósitos en divisas

Estos depósitos funcionan igual que los depósitos a plazo, con un duración determinada y una rentabilidad pactada de antemano. La diferencia es que tendrás que realizar la inversión en una divisa distinta al euro, como dólares, libras o yenes.

En este caso, debes tener en cuenta que hay un riesgo de divisa asociado, ya que la rentabilidad irá en función del índice de referencia de dicha divisa y variará en función de las oscilaciones que sufran los tipos de interés de las mismas. No obstante, esto también puede suponerte una ventaja si al vencimiento del depósito el cambio de divisa es favorable para ti.

Ahorrar con depósitos bancarios

Está claro que los depósitos son una opción de ahorro, ya que la cuantía invertida está garantizada. Dado que las condiciones varían (según la entidad con la que se contrate y el tipo de depósito) es necesario comparar antes de su contratación, para elegir el que más te conviene, de acuerdo a tu perfil y tus necesidades. Si te estás planteando contratar un depósito, compara todos los que están a tu disposición y ten en cuenta los plazos, los intereses que te ofrecen y el tipo de producto qué es.

Escrito por:
Leticia Iserte

Periodista multidisciplinar especializada en información económica, marketing y publicidad. Ha desarrollado su carrera profesional en diferentes medios de comunicación, principalmente impresos y digitales, pasando también por la comunicación institucional y corporativa.