Octubre de 2013
Gran parte de la población tiene miedo o fobia a algo. Hay miedos comunes como puede ser a las agujas, a la oscuridad o a los espacios cerrados (claustrofia). Los hay más “extravagantes’ como el miedo al olor corporal (bromidrosfobia), a lavarse o bañarse (ablutofobia) o miedo a la pobreza (penifobia). También hay personas que sienten fobia con todo lo relacionado con envejecer o perder la belleza, como por ejemplo aquellos a los que les aterran las arrugas (ritifobia) o la calvicie (falacrofobia).
Se podría decir que muchos de estos temores existen desde que el mundo es mundo, pero hay otros que son fruto de nuevos avances tecnológicos como es el caso de la nomofobia.
La nomofobia, considerada por muchos la enfermedad del S.XXI, es el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil, a perderlo, quedarse sin batería, sin saldo, estar sin cobertura u olvidarlo. El término procede del inglés “no phone’, sin teléfono, y es una de las patologías surgidas en el S.XXI como consecuencia de la implantación en el día a día del uso de las nuevas tecnologías.
En España, se ha detectado que el 77% de la población de 18 a 24 años y un 68% de entre 25 y 34 años padece nomofobia.
Vivimos en un mundo en el que vivir sin teléfono móvil resulta prácticamente imposible. En España, 9 de cada 10 personas mayores de 15 años tiene móvil , y 7 de cada 10 lo usa para navegar por internet, según la encuesta Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Con todo esto es difícil saber con precisión cuándo hacemos un uso “normal’ de nuestro smartphone o en qué momento hemos pasado esa delgada línea y debemos empezar a plantearnos si somos un nuevo caso de nomofobia. Para saberlo hay varios factores que debemos tener en cuenta.
Este nuevo término se acuño por primera vez en 2011 en Reino Unido a raíz de un estudio realizado por la Oficina de Correos de Reino Unido y el Instituto Demoscópico YouGo.
El 53% de las personas que usan teléfono móvil tienden a entrar en estado de ansiedad en el momento en el que “pierden su teléfono o se les agota la batería” según varios estudios llevados a cabo por el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA).
Marina Dolgopol, directora de CEETA en España afirmó que “las personas que padecen de nomofobia expresan que su teléfono es su vida, que lo es todo, y les brinda la sensación sobre todo de sentirse acompañados”, tal y como publicó el diario ABC.
En España un 77% de la población de entre 18 y 24 años y un 68% de 24 a 35 años sufren esta patología tecnológica, según diferentes estudios. Además, si tenemos en cuenta el sexo, las mujeres tienen más dependencia del smartphone que los hombres, un 70% frente a un 61%. Las mujeres junto a los adolescentes son los grupos más expuestos a padecer nomofobia.
Además, según un reciente estudio de la Universidad de Granada un 8% de los estudiantes universitarios sufre de nomofobia, convirtiéndose en otro de los grupos más afectados por esta patología.
Los ciudadanos de Gran Bretaña son los que más dependen de su teléfono móvil, según la encuesta realizada en 2013 por AppRiver.
De todos los encuestados, el 20% reveló que revisa los correos desde el samrtphone mientras se encuentra en la cama y hasta el 40% de ellos aseguró que hasta en la playa utiliza el móvil. Además, un 10% confesó consultarlo durante una cita y un 28% de los británicos revisa el móvil cuando no se encuentra en casa.
The App Date presentó en septiembre de 2013 el informe Apps en el que sacó a la luz varios datos sobre hasta qué punto llega adicción al teléfono móvil.
Según este informe un tercio de los usuarios se lleva el móvil al baño, el 72% lo mantiene conectada hasta cuando está durmiendo, el 80% lo tiene al lado durante la hora de la comida. Sólo un 1,5% de los usuarios lo deja en casa cuando se va de vacaciones y el 75% no lo desconecta ni para ligar o practicar sexo.
La nomofobia, no deja de ser otro de las enfermedades o patologías asociadas directamente al uso y desarrollo de las tecnologías. Desde que surgieron los móviles, cada vez son más las personas que dependen exclusivamente de estos aparatos y cada vez son más los usuarios que han desarrollado alguna enfermedad derivada directamente del uso de ellos.
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