Para tener un coche no hay que pasar necesariamente por el concesionario o comprarlo de segunda mano, existen otras alternativas que quizás se ajusten más a las necesidades del conductor y a su presupuesto. El renting y el leasing son dos formas de tener vehículo que pueden sustituir la necesidad de tener un coche en propiedad. Sin embargo, son prácticas que no están muy arraigadas en España y a la hora de plantearse llevarlas a cabo suelen surgir dudas como, por ejemplo, quién se hace cargo de los gastos de la reparación de una avería o qué tipo de seguro de Coche se necesita. En Rastreator resolvemos todas esas cuestiones.
El renting y el leasing son dos formas de alquilar un vehículo a largo plazo cuya principal diferencia reside en la posterior intención de compra. El contrato de renting está destinado a empresarios, autónomos y particulares y suele tener una duración entre uno y cinco años. El usuario abona una mensualidad durante el periodo que tendrá el vehículo, que no se considera de su propiedad sino de la empresa que se lo renta, en la que se incluyen los gastos de matriculación, impuesto de circulación, taller, seguro, etc. Esta forma de tener un automóvil en un tiempo determinado no está pensada, en principio, para que el usuario adquiera el coche, aunque es posible.
El leasing es más bien una financiación para comprar el vehículo después, aunque no es obligatorio. Se trata de un método utilizado por empresarios y autónomos, más que por particulares, y su cuota, que se debe abonar durante un mínimo de dos años, no incluye ningún gasto derivado del uso del coche, por lo que el usuario deberá hacerse cargo de ello. Al finalizar, puede decidir si comprar o no el vehículo y en caso afirmativo deberá abonar su valor residual.
Para los coches de renting el seguro viene incluido en la mensualidad que el cliente abona y supone entre el 20% y el 22% de esta cuota. Es necesario fijarse bien en las coberturas porque no son iguales en todas las compañías. Normalmente, las pólizas ofrecen la misma protección que las destinadas a los coches en propiedad, pero suelen variar. Por esto, hay que asegurarse de que éstas incluyen ciertos supuestos básicos para evitar sorpresas.
En el caso de los coches adquiridos a través del leasing, el cliente es quien tiene que hacerse cargo de contratar un seguro que cubra al conductor y los posibles desperfectos del vehículo. Es habitual que la empresa que lleva a cabo el leasing obligue al usuario a contratar un seguro específico, que suele ser a Todo Riesgo, es decir, que cubra los daños que el vehículo pudiera sufrir.
Existen varios tipos de seguros de coche diferentes entre las que se puede elegir si la empresa no exige la contratación de una determinada:
Si un conductor está pensando en que un alquiler de larga duración es lo que mejor se ajusta a sus necesidades, tendrá que contratar un seguro que cubra lo que la empresa especifique. Existen muchas empresas que ofrecen diferentes servicios y precios para los usuarios. El comparador de seguros de Coche de Rastreator.com busca entre un gran número de aseguradoras y ayuda a encontrar la que mejor se ajusta a cada conductor.